Al iniciar en 2002 el estudio del poblamiento prehistórico en el Valle Alto del Río Lozoya, no podíamos sospechar el ritmo que adoptarían los acontecimientos. La idea inicial consistía en intervenir en la Cueva del Camino, un yacimiento paleontológico en Pinilla del Valle ya conocido desde finales de los años 70, para su revisión y acondicionamiento.

A día de hoy, se han localizado otros cuatro yacimientos en el mismo promontorio del Calvero de la Higuera: el Abrigo de Navalmaíllo, la Cueva de la Buena Pinta, el Abrigo del Ocelado y la Cueva Des-Cubierta. Y tenemos prospectados más yacimientos en los otros promontorios.

En tres de ellos se han recuperado restos dentales de individuos de la especie Homo neanderthalensis (Cueva del Camino, Cueva de la Buena Pinta y Cueva Des-Cubierta), mientras que otro, el Abrigo de Navalmaíllo, es uno de los campamentos de neandertales de mayor entidad de la Península Ibérica.

Esta página es fruto de más de 10 años de trabajo de un Equipo interdisciplinar formado por arqueólogos, paleontólogos, geólogos, restauradores, etc, que trabajan para intentar reconstruir la vida (y muerte) durante al menos 100.000 años en ese refugio excepcional del Valle del Lozoya.

Aquí, a finales de verano, se conservan los mejores pastos, en pos de los cuales subían las mandadas de grandes herbívoros (uros, bisontes, équidos, cérvidos, cápridos, rinocerontes…), y los grandes depredadores (leones, leopardos, cuones o perros rojos, lobos, osos y hienas), entre los cuales se encontraban los neandertales. Reconstruir las escenas que se produjeron en este valle recoleto antes del máximo glaciar es uno de los retos más apasionantes que nos hemos propuesto cuantos, verano tras verano, con tanta emoción como respeto, hurgamos en las entrañas de la tierra a la caza de elementos que nos ayuden a desenterrar esta maravillosa historia.

Juan Luis Arsuaga, Enrique Baquedano y Alfredo Pérez-González